por Valentín Fernández-Tubau
"Después de seis años, el conjunto de los escritores audiovisuales de España ha dado un nuevo paso al unísono al poner en pie el Primer Encuentro de Guionistas ¡El paquidermo se ha movido, y con gracia! Ahora la cuestión es... ¿será capaz de seguir el baile sin perder el ritmo?
En 2004, el estudio "Los Guionistas en España" puso de manifiesto las cifras de la cruda realidad del guión y de los guionistas, pese a ser la pieza clave e indispensable de cualquier obra audiovisual así como de la supervivencia de su arte e industria. Sólo un 20,1% de la profesión podía vivir exclusivamente del guión, el 17,4% de los profesionales ya no estaban en ella porque la habían abandonado y aproximadamente el 60% debía compaginar el guión con otras actividades, si quería subsistir sin recurrir a la mendicidad o a la ayuda familiar.
Lo mal que se cobra en el mundo del guión quedó reflejado en otra estadística complementaria: para el 88% de los guionistas, lo ganado escribiendo guiones representaba menos del 15% de sus ingresos totales. Con esas cifras, estaba condenado a no poder desarrollar plenamente sus habilidades, ya que debía ocuparse en otras tareas que le facilitaran el sustento.
No fueron los únicos problemas que se pusieron de relieve en el estudio A un 76% de los guionistas a los que las productoras les movían sus proyectos, no se les pagaba nada (83,3% en el caso de las mujeres y 94,4% en el caso de los mayores de 55 años). Si teníamos en cuenta las obras de encargo junto a las cesiones, sólo el 19,3% cobraba íntegramente por el guión trabajado y entregado.
Estas cifras reflejaban tan sólo dos problemas de los guionistas: la escasa remuneración y el impago de guiones Otras estadísticas ilustraban, de igual modo, la inseguridad en el trabajo, la valoración no adecuada de las obras creadas, la ausencia de oportunidades y otras dificultades más.
En aquella ocasión, la radiografía de la realidad pudo ser hecha gracias a que una iniciativa del sindicato de guionistas ALMA patrocinada por la Fundación Autor, y apoyada por las demás asociaciones de guionistas y por las entidades de gestión, DAMA y SGAE. El mundo del guión olvidó sus diferencias y colaboró al unísono para hacerlo posible.
Aquel estudio, propuesto por el guionista Jose Luis Acosta y en cuya coordinación me vi inmerso junto con el propio Acosta, Agustín Díaz Yanes y Rubén Gutiérrez del Castillo, tenía el propósito de obtener datos reales que pudieran ser utilizados en las reivindicaciones a productoras, cadenas, entidades de gestión y gobierno, para la mejora de la profesión del guionista.
Seis años de escasos avances han tenido que pasar hasta que, el pasado 1, 2 y 3 de octubre, una elogiable iniciativa conjunta liderada por la asociación de escritores del audiovisual valenciano, EDAV, convocada conjuntamente por el Foro de Asociaciones de Guionistas Audiovisuales (FAGA) y el sindicato de guionistas ALMA, y patrocinada por el IVAC, las entidades de gestión DAMA y SGAE, y la Ciudad de la Luz, ha puesto en pie el Primer Encuentro de Guionistas, celebrado en el IVAM (Institut Valencià de l'Audiovisual).
En este evento histórico la concentración de más de 200 profesionales del guión ha servido para constatar que el sentimiento de grupo, en las ocasiones que merece la pena, deja de ser un espejismo.
El terremoto televisivo
El gran protagonista del evento fue la televisión, porque, a día de hoy, ese reducido porcentaje de guionistas que vive exclusivamente de escribir, sólo lo puede hacer si se entrega en cuerpo y alma al medio televisivo. El cine e Internet, los otros dos grandes espacios para los escritores audiovisuales, desafortunadamente no dan la talla para sostener una economía completa y continuada, dando muestras de lo precaria que es nuestra industria.
Sin embargo, no todo es trigo en el universo televisivo.
Virginia Yagüe (La señora), Iván Escobar (Los Hombres de Paco, Los Serrano, El Barco), Rodolf Sirera (Amar en tiempos revueltos), Lluis Arcarazo (Salvador), y Ramón Campos (Desaparecida, Gran Reserva, Hispania, la leyenda) esgrimieron su verbo con precisión para plantear cuestiones como la adopción de nuevos roles, en especial el de la figura del guionista-productor ejecutivo, cuya ganancia de peso no sólo en las letras sino en el conjunto de los aspectos creativos ha desembocado en el auge de la ficción televisiva estadounidense,
Como bien se señala en las conclusiones de los convocantes FAGA y ALMA, la programación televisiva constituye la marca y la imagen de las cadenas, y los guionistas deben contribuir activamente a crear esta marca. Evidentemente, el camino pasa por una previa conquista de roles.
Si bien no hemos alcanzado aún todas las cimas, las series siguen siendo el primer caballo de batalla del guionista español. Y a su lomo se han subido las mini-series y las TV movies, favorecidas por una Ley de Cine que las contempla en las subvenciones, y unas cadenas dispuestas a poner en ellas parte de ese 5% de beneficios de obligada inversión. Eso, sumado a que se ha constatado que al público le chifla ver la vida de sus famosos en versión ficcionada, ha abierto una nueva veta.
Por otra parte, también se ha abierto un flanco para los que anhelaban un enfoque menos tradicional, más vanguardista, más en la línea contracorriente que HBO ayudó a forjar en Estados Unidos. Muchos asistentes, especialmente los más jóvenes, echaron chispas de ilusión al oír las palabras de Susana Herreras, coordinadora de ficción de Canal +, cuando manifestó que no le importaba la audiencia sino el producto, y que estaban dispuestos a recibir proyectos de cualquiera. A pesar de que la apuesta que ha hecho Canal + hasta el momento se centre en dos nombres tan tradicionales como son Fernando Bovaira y David Trueba, es de esperar, pues, que cambien las cosas. Mi escepticismo natural - en el audiovisual sólo creo lo que veo- queda en este caso apaciguado por el hecho de conocer personalmente a la proponente, con la que además de haber compartido casa origen -SOGECINE- y docencia en el Máster de Guión de la Universidad Pontificia de Salamanca, he tenido el placer de compartir jornadas de Mercado Audiovisual, en las que siempre ha descrito la realidad con certero detalle. La cuestión es: ¿logrará Canal + convertirse realmente en la HBO española, como parece ser su propósito?
Aunque menos llamativo que lo anterior, otro aspecto que merece consideración es el enfoque de las TV Movies como elementos para testar tendencias y respuestas a las posibles series. Pauta basada en el modelo americano, que condiciona la luz verde a una serie a la respuesta del público cuando se emite un piloto en formato TV Movie, configura otra de las lógicas aplastantes, incomprensiblemente ausente en otras cadenas, a pesar de que se ahorrarían astronómicas inversiones en series que duran dos días. El testing sumado a la previa consideración de la visión del guionista en asuntos tan claves como el casting, generarían cambios sorprendentes en los rendimientos, tanto económicos como artísticos.
El valor de la comunicación entre interlocutores - cadenas, productoras, autores- es algo que también resaltó la joven productora gallega, Teresa Fernández-Valdés, fundadora de Bambú Producciones (Guante Blanco, Gran Reserva, Hispania, la leyenda). Algo que ejecutivos como Jordi Hidalgo, subdirector de programación y de programas de TVV, tiene muy en cuenta desde su cargo, ya que mantiene interlocución directa con guionistas sin obligación de paso previo por productoras. Un modelo cuya extensión sería deseable.
Por otra parte, no se puede obviar la estadística ilustrativa planteada por Iván Escobar: el 40% de los alumnos audiovisuales en el curso universitario donde imparte clase no tiene televisión. Muchos que la tienen, ni siquiera la miran. Las formas de ocio han cambiado. De ahí que se haga comprensible que cuando la televisión enfrenta a un sex-symbol como Hugo Silva contra la Duquesa de Alba, el primero se lleve un 11% del share y la segunda el 21%, ¡casi el doble!. Y la pregunta consecuente es... ¿quién ve la tele?
La multiplicación de pantallas
El tratamiento del mundo de Internet en el encuentro fue exhaustivo. Los mismos organizadores señalaron que la multiplicación de pantallas, la regulación de Internet y la capacidad creciente del guionista para influir en el producto final fueron tres de las claves de la reunión.
La importancia que el sector otorga a Internet como plataforma de emisión de contenidos se subrayó en dos esferas de acción: el aumento de visibilidad con vistas a su posterior exportación a la pantalla de televisión, o como producto exclusivo de la red.
Por supuesto, también hay que considerar la explotación secundaria de obras nacidas en otro medio, trasladadas a Internet para ganar un público adicional que cada vez cobrará mayor importancia.
Sin embargo, es conveniente tener en cuenta que el movimiento basculante que más pesará en el futuro es la combinación inteligente de pantallas, abarcando distintos tipos de público, con formatos diferentes aglutinados alrededor de una idea central.
Lo que ahora se percibe como una estrategia multipantalla en manos de las cadenas y completamente ajena al guionista, dará un giro impuesto por la propia evolución del consumo. Será entonces cuando de forma inequívoca se pida al guionista que se ponga al frente de una estrategia cross-media o transmedia, como un verdadero arquitecto de historias que trascenderán los parámetros del autor tal y como los conocemos hasta el momento.
Iniciativas a ese respecto tuve ocasión de experimentarlas recientemente de las manos directas del grupo creativo formado por Lance Weiler, Anita Ondine y David Beard, con posibilidades inmediatas de aplicación, si bien la inercia industrial es el mayor lastre.
Pero mientras aquí despertamos, el Forum Cross-media que se celebra en estos días en Londres, acoge a gente tan diversa como a Lizzie Francke, directivo del Film Fund del UK Film Council, Rosie Allimonos, ejecutiva de multiplataformas de la de la BBC, Marc Goodchild, director editorial de la BBC IPTV, Morgan Bouchet, director de transmedia y social media de Orange en Francia, Peter Cowley, ex directivo digital de Endemol International, Pasa Mustafa, director general de producciones digitales originales de Endemol en Reino Unido, Julie Adair, directora de Disney en el Reino Unido, Keith Quinn, vicepresidente de desarrollo y producción creativa de Paramount Digital en Estados Unidos, Michel Reilhac, director ejecutivo de ARTE France Cinéma, Brent Weinstein,director de medios digitales de United Talent Agency (EEUU) o el propio gurú del medio, Lance Weiler, entre muchos otros. ¿Confabulación o nueva era a la que conviene despertar?
Al hablar de inercias y tiempos de reacción lentos, viene al caso recordar que hace tan sólo cuatro años, mientras la industria de Estados Unidos se enfrentaba a una dura negociación por los derechos de Internet, tuve la ocasión de asistir en calidad de tutor del programa de desarrollo de guiones Co-Pilot al Mercado Iberoaméricano de Derechos Audiovisuales, puesto en pie por Pere Roca cuando dirigía el CDA de la Generalitat de Cataluña. En una conferencia sobre los audiovisuales en Internet, constaté que la mayoría de los productores allí presentes desconocían entonces lo que era la figura del agregador - equivalente al distribuidor en Internet-, quiénes trataban directamente con las cadenas de televisión, que, a su vez, pedían a los productores los derechos de Internet como parte de la ventana televisiva. Meses más tarde, mientras en EEUU los guionistas se enfrentaban a las productoras y cadenas a través de la huelga de 2007, en España la mayoría de los productores seguían cediendo alegremente sus ingresos de futuro, ajenos a lo que estos representaban.
Afortunadamente ya ha llegado la concienciación de la importancia de Internet como plataforma de emisión de contenidos, tanto para productores como para autores. Las cadenas hace mucho más tiempo que están alerta.
En el evento, Miquel García, jefe del departamento de nuevos formatos de TVC, representó el punto de vista de éstas y subrayó la importancia que están adquiriendo los nuevos formatos en la configuración del nuevo audiovisual.
Por otra parte, Joan Grau, guionista de Buenafuente y creativo de nuevos formatos de El Terrat, y Chon González, creador de la webserie LHC y colaborador de Canal 9, dieron buena muestra de cómo el autor de nuestros días se enfrenta al nuevo fenómeno: ya sea inmerso en una casa tradicional o representando una iniciativa alternativa e independiente, de directa comunicación con el público, patrón que ya sigue activamente todo un sector de autores que prescinde de los canales ortodoxos.
Pero el haber despertado a Internet también nos ha hecho despertar al hecho de que, en la mayoría de los casos, los creativos que dotan de contenidos a la red no reciben remuneración por ello: ni si se reemite su obra como plataforma secundaria de comunicación pública, ni si se trata de una emisión exclusiva, como ilustran muchas webseries con audiencias impresionantes pero sin ingresos correlativos.
Cabe recordar que lo que está sucediendo ahora aquí es un espejo de lo que sucedía en EEUU hasta que se impuso la huelga mencionada anteriormente. En aquel entonces, los guionistas se encontraban en una situación en la que veían cómo las cadenas emitían libremente sus obras en sitios y canales de Internet con audiencias millonarias y suculentos ingresos por publicidad, y se les negaba formar parte de la nueva economía audiovisual a pesar de que eran ellos quiénes sustentaban esa nueva vía con su creatividad y sus contenidos. Productores y cadenas aguantaron un pulso de millones de dólares, a fin de no ceder unos céntimos de Internet. Finalmente, tuvieron que aflojar el músculo y los guionistas recibieron lo que en justicia les correspondía.
En nuestro panorama, ya se ha reproducido la misma situación. El guionista no cobra por las emisones de Internet. De ello dejó buena constancia Enric Gomà (El cor de la ciutat, Amar en tiempos revueltos) ¿Qué hacer?
El guionista pide que se empiecen a regular ya las reproducciones online que generan lucro directo e indirecto, y que hasta ahora no se reparte con el autor.
El guionista pide que no pase lo que sucedió cuando el DVD desplazó al vídeo, llegando hasta el fenómeno paradójico de que los autores cobráramos más si se vendía una copia pirata (debido a los céntimos del soporte) que si se compraba en una tienda o en un periódico, ya que se nos obligaba a renunciar a cualquier derecho de remuneración sobre el mismo.
En Valencia quedó claro, además, que el sentir del guionista, está con el usuario, y en ningún modo estamos de acuerdo en que sea éste quien asuma los costes, que deben recaer sobre las empresas que se lucran con nuestras obras: llámese cadenas televisivas, operadoras telefónicas o quien sea que se beneficie económicamente con nuestro contenido.
Los Derechos de Autor
La madurez de los asistentes al Primer Encuentro de Guionistas quedó reflejada en su percepción de las entidades de gestión como lo que son: recaudadores de derechos, no asociaciones de guionistas. Y los recaudadores de derechos, deben estar al servicio del guionista, no viceversa.
Para la ocasión, estuvieron presentes Manuel Gutiérrez Aragón y Virginia Yagüe, en representación de la SGAE y DAMA, respectivamente, acompañados de Pablo Hernández, subdirector general de la SGAE y de José Luis Domínguez, director general de DAMA. Hay que destacar la buena disposición que mostraron estos dos directivos durante todos los días que duró el encuentro, lo que no exime de la necesidad de que, más allá de esto, ayuden a convertir todas nuestras demandas en hechos.
Si los guionistas dejaron bien claro que no desean que sea el usuario quien pague el peaje por sus obras en Internet sino las grandes compañías que obtienen lucro por ellas, también pusieron sobre el tapete la necesidad de no abandonar la batalla por el DVD, a pesar de que ya esté condenado a desaparecer.
Además, se puso sobre la mesa la necesidad de plantear por qué un músico, que compone una sola vez la sintonía de una serie y se limita a repetirla capítulo a capítulo, cobra iguales porcentajes de derechos de autor que un director, un dialoguista o un argumentista, que deben crear nueva obra en cada episodio. Según palabras de Hernández, la SGAE aplica ese reparto porcentual por defecto, pero nada impide que alguna de las partes plantee una modificación y se genere un diálogo al respecto.
Si no hay ninguna ley que imponga ese reparto de la forma tradicional que se ha hecho hasta ahora, está en nuestras manos el negociar un nuevo reparto donde el músico de series cobre acorde a su aporte creativo. ¿Pero cuánto pactar con él? A ese respecto tenemos un referente muy a mano: el creador de la serie o de su biblia.
Al igual que el músico, el creador de la serie que construye los pilares de la misma de una vez, no necesariamente debe intervenir en capítulos posteriores. Y por ese trabajo, sin duda no menos importante que la sintonía de la serie, se reserva una media del 10%, en algunos casos, porcentajes inferiores, y en otros algo superiores. La pregunta es: ¿si el creador de una serie y de su biblia no cobra más de un 10% por ese trabajo creativo que hizo una sola vez, cuánto debe cobrar el músico que compuso la sintonía de la serie... una sola vez ? No hace falta ser Pitágoras para obtener una respuesta razonable y justa.
Más allá de los derechos de los autores de ficción, también se plantearon los de los guionistas de no ficción, que en su mayoría no cobran, encontrando en Henrique Rivadulla, Preesidente de FAGA, y en Julia Gil, directiva de ALMA, a dos de sus más apasionados defensores, lo que ha llevado a ambas entidades a abrir una reflexión sobre el tema, pendiente desde hace decenios.
Otros aspectos nuevos como las licencias Creative Commons estuvieron ausentes en este primer debate, si bien urge un análisis de situación. No podemos obviar que el autor debe estar en libre disposición para decidir qué hacer con sus derechos, no sólo en su conjunto sino en cada medio en particular. El cobro de derechos de autor por una obra emitida en salas de cine que suponga un lucro a una estructura de distribución y exhibición, debe ser compatible con la libertad de emitir bajo licencia Creative Commons o equivalente, en cualquiera de sus acepciones, si el contenido se emite, por ejemplo, en Internet.
El poder de Creative Commons, parte esencial del mundo transmedia que se avecina, no se puede subestimar. En parte ha sido responsable de éxitos de audiencia tan sonoros como los más de 100 millones de visionados en YouTube del cortometraje Lo que tú quieras oír, de Guillermo Zapata. Y este tipo de licencia alternativa se hace necesaria para múltiples formas de ocio activo donde se permite que el espectador interactúe creativamente con la obra original. Ponerse una venda en los ojos a este respecto sería como anclarse en la tierra de los dinosaurios.
Esto, por supuesto, debe hacerse compatible con una Ley de Propiedad Intelectual como la que tenemos, una de las más ventajosas del mundo. Sin embargo, si queremos defender en Europa lo que ya se nos está poniendo en cuestión, estemos preparados para dar respuestas sobre cómo canalizar la ventajosa legislación en el nuevo mundo audiovisual que se avecina.
El gran ausente: el cine
Curiosamente, el protagonismo de este encuentro se lo repartió la televisión e Internet. Muy poco se habló de cine, casi como si los guionistas estuviéramos resignados a que el hasta ahora todopoderoso del audiovisual tuviera que pedir la jubilación y pasar la mitra a sus descendientes. Otra interpretación es que no se invirtió tiempo en hablar de lo que se cree una batalla perdida,... antes de perderla.
Particularmente eché en falta que no se abordara, salvo en el coloquio final, la excesiva producción de cine de este país, la ingeniería financiera que se utiliza para producir películas, y cómo los creativos pagan el pato: poniendo su trabajo por delante y formando parte de obras que están diseñadas para morir antes de nacer (aunque con beneficio industrial).
Pero esta locura cinematográfica no se trata de un trastorno psiquiátrico al uso sino más bien de una especie de mecanismo de defensa pervertido contra el dominio de las multinacionales. El mecanismo se traduce en un repliegue autóctono por el riesgo a competir en un mercado cada vez más desconcertante, por las escasas rendijas de distribución y la trepidante velocidad de consumo del producto.
Este difícil panorama, que lo es, provee de una justificación perfecta para producir cine-aborto: guión sin desarrollo, rodaje austero, sin copias ni publicidad, sin apenas taquilla, pero con mágico beneficio industrial.
No vamos a desvelar aquí la fórmula del Gran Houdini, pero la mordaza autoimpuesta por un "miedo a la libertad" que levantaría al mismísimo Erich Fromm de la tumba, es lo que impide que el cine español pueda alcanzar su verdadero potencial. Porque todos los profesionales sabemos lo que pasa, pero nadie dice nada.
Algún lego fascinado por los éxitos de cada año, dirá que el cine español va de maravilla, y se animará a sacar estadísticas. Pero el grueso del cine español no lo configuran los 5 o 10 títulos anuales que lo salvan, ni siquiera los 10 que malviven honestamente o los que fracasan por una locura genuina de sus productores, sino el 85%-90% restante, nacido cadáver sin intención ni pretensión de ser otra cosa.
¿Acaso no estaríamos mejor si nos quedáramos sólo con los éxitos y fracasos de los productores genuinos de este país y despojáramos de nuestra producción todas las películas creadas para ser cadáveres, bajo la batuta de alguien que bajo el disfraz de productor no es más que un mercader de la astucia?
¿Por qué se mantiene un sistema que permite que estos mercaderes, que no deberían llevar el nombre de productores, fabriquen película tras película a pesar de que sólo ostentan una lista de fracasos con beneficio industrial? ¿Cuántas ilusiones de creativos noveles que genuinamente habían creído que les había bendecido el mago Merlín se han roto?
No haría falta entrar en la depuración que el mundo de la producción debe hacer sobre sus propias filas si no afectara al guionista. Pero no sólo es responsabilidad del mundo de la producción. Todo el que sabe y calla está contribuyendo al deterioro del cine español, y quizá sea hora de dejar de caminar de puntillas y afrontar la realidad.
Talento creativo existe. Quienes hacen las series millonarias de marca nacional son los mismos que podrían firmar éxitos en el cine. ¿Qué cambia? El enfoque. No es un asunto de talento creativo, es un asunto de empresa. Y si nosotros callamos, no pierde la empresa, que gana, sino el creativo, el guionista, el director, el actor,... el cine español y su público. Por tanto, ¿hasta cuándo vamos a seguir pisando de puntillas?
Guionistas y política
Es indudable que el mantenimiento de sistemas tiene que ver mucho con la política. Y al igual que los matices reseñados respecto a la defensa de la ley de propiedad intelectual pasan por las manos de legisladores y políticos, también lo hacen el sistema de producción de cine -mientras se dependa de subvenciones- , el de la competencia y distribución en salas, el de las inversiones de las cadenas en obras audiovisuales, el de las vías de Internet y por supuesto, el de las reivindicaciones de los guionistas.
Uno de los aspectos a resaltar en Valencia, fue el visible apoyo que el evento tuvo de varias instituciones. No sólo porque entre sus patrocinadores hubieran estado dos entidades de la Generalitat valenciana (IVAC y Ciudad de la Luz), sino también por la presencia de Ignasi Guardans, director del Instituto de la Cinematografía y las Artes Audiovisuales de España. Pero ¿qué alcance tiene, en realidad, su presencia?
Guardans aseguró que la ministra-guionista Ángeles Gónzalez-Sinde le había dicho que estábamos en sus oraciones. Sin embargo, si bien más de uno se quedó con las ganas de recordar el popular refrán "a Dios rogando, con el mazo dando", las buenas intenciones de Guardans no las pongo en duda. ¿Por qué?...
Con él me topé mucho antes de que llegara a su actual cargo, cuando era portavoz de cultura de Convergencia i Unió (CIU) en el Congreso de los Diputados y recibió a la comisión negociadora de la Plataforma del Cine Español. Ésta aglutinaba a 25 entidades profesionales del sector, y se me había delegado la representación de los guionistas de ALMA, del GAC y posteriormente también de FAGA. De aquella entrevista salió algo muy concreto: Guardans refundió en 10 puntos nuestras 14 históricas propuestas para la mejora del cine español y consiguió pasarlos como una propuesta no-de-ley , consensuada por todos los partidos políticos. Ese logro, sumado al hecho de que fue impulsor de la Directiva de Medios Audiovisuales en Europa, supongo que no debió pasar desapercibido la hora de considerarle para el cargo que ostenta actualmente. Para nosotros, significó la primera conquista de aquella famosa Plataforma.
Sin que los logros del pasado eximan de las necesidades presentes, quién hizo, puede volver a hacer. Por tanto, confío que, junto con la ministra, tenga presente el refrán que nos recuerda que las oraciones no bastan. Necesitamos acción, además de devoción.
En consecuencia, a Ignasi Guardans, como si se tratara del rey Gaspar, me gustaría pedir que actúe a favor de los guionistas con la determinación con la que lo hizo a favor del cine español hace años.
En síntesis...
El Primer Encuentro de guionistas ha servido para poner sobre la mesa algunos de los aspectos urgentes en el futuro del guionista. Más aún, ha servido para lograr de nuevo una sensación de grupo y de que si estamos unidos se pueden alcanzar las metas de forma mucho más veloz.
Los problemas en referencia al mundo de la televisión, Internet y derechos de autor han sido enunciados con claridad y abarcando un amplio número de variables. El cine y el mundo cross-media/transmedia que se avecina deben ser igualmente abordados, con la misma intensidad.
Este encuentro debería servir de motivador para aquellos que todavía están acomodados en la barrera a pesar de ser parte del juego. El futuro del guión es cosa de todos los guionistas y el esfuerzo de las asociaciones y sindicatos para hacerlo sentir así ha sido loable. Pero el trabajo no acaba aquí.
Que la alegría justificada no nuble la vista y nos haga olvidar que debemos perseguir sin respiro las metas que deben conducirnos a ocupar el lugar protagonista que nos corresponde en el audiovisual. Sólo la acción nos puede conducir a ese lugar. Y tú, guionista, debes ser parte de ella, aportando tu creatividad, tu visión y tu valía, sin temor a peajes ni a consecuencias, demostrando que estás dispuesto a luchar por aquello que amas."
Valentín Fernández-Tubau *
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